Sin criaderos no hay Aedes aegypti
La «vida familiar» del mosquito Aedes aegypti, oriundo de África, le ha permitido vivir en nuestra América por más de 350 años. Como suele habitar en nuestras casas y reproducirse de preferencia en aguas limpias, sencillas medidas bastarían —sin el empleo de productos químicos— para que las familias, y la comunidad en su conjunto, eliminaran los criaderos del peligroso vector, trasmisor del dengue.
Lo difícil, aunque no imposible, es encontrar maneras de transferir a la comunidad la responsabilidad, la capacidad y la motivación de prevenir la reproducción de tan dañino vector para la salud humana y nuestra propia vida. Y en ese propósito los medios de divulgación pueden desempeñar una importante labor.
Si eliminamos los criaderos en nuestro hogar, contribuiremos de manera decisiva a la erradicación de este mosquito. Es básicamente un problema de saneamiento doméstico.
Anotemos, para recordar algunas de sus costumbres, que el Aedes aegypti se alimenta de flores; la mosquita, de sangre. La hembra, a las 48 horas de picar, busca al macho para copular. Tiene una sobrevida de dos a tres semanas, y durante ese tiempo posee la capacidad de poner unos 300 huevecillos en cualquier depósito capaz de acumular agua, y los huevos en un ambiente húmedo pueden vivir hasta un año.
El mejoramiento de hábitos y conductas de higiene domiciliaria es esencial para la sostenibilidad y el éxito de una sistemática batalla por erradicar al «familiar» y peligroso mosquito.
Tomado de http://www.granma.cu
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